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    Hoja de ruta hacia la neutralidad climática de una cervecería histórica

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    Un plan de conversión del equipo de sostenibilidad de Krones aportará una mayor claridad sobre el suministro de calor de la cervecería Altenburger.
    • El edificio de la cervecería declarado monumento histórico de Altenburg data de 1913.

    El equipo de asesores de sostenibilidad de Krones ha desarrollado un plan de conversión para la cervecería de Altenburg. Gracias a ello, la empresa puede planificar con mayor precisión su suministro de energía y calor a largo plazo. Ahora también dispone de una hoja de ruta con las medidas que ha de adoptar para lograr gradualmente la neutralidad climática. Y lo mejor: con tan solo cuatro proyectos, la cervecería está en condiciones de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento y lograr un importante ahorro energético. 

    Bastian Leikeim acaba de regresar de Denver (Colorado), donde fue jurado en la World Beer Cup, el mayor certamen de cata de cerveza del mundo. Una gran experiencia, dice: “Es interesante volver a salir de tu zona de confort para intercambiar ideas con compañeros de todo el mundo. Es que no hay nada mejor que charlar de cerveza”. A principios de mayo, Leikeim volvió a su zona de confort local, a la histórica cervecería de Altenburg, en Turingia. Leikeim procede de una familia de cerveceros de Franconia. A principios de los años noventa, su padre compró y renovó la cervecería de Altenburg. “Siempre se fijaba en las cervecerías antiguas, y ésta es realmente algo especial”, dice Bastian Leikeim, quien es gerente de la cervecería en la actualidad. Este edificio de estilo modernista fue construido en 1913 como sede de una de las cervecerías más modernas de Europa, obra de Theodor Ganzenmüller, el legendario profesor de la Academia Bávara de Agricultura y Ciencia Cervecera de Weihenstephan. 

    En la actualidad, la empresa emplea a 50 personas y fabrica unos 100.000 hectolitros de cerveza al año. La cerveza es envasada en botellas con tapón mecánico y las materias primas proceden de la región. Esto es posible incluso con el lúpulo, porque la región productora de este primordial ingrediente de la cerveza, la región donde confluyen los ríos Elba y Saale, se encuentra a la vuelta de la esquina. La empresa se siente orgullosa de sus numerosos premios, especialmente de la Altenburger Premium Pils. “Actualmente somos la cervecería de Alemania Central más reconocida a nivel internacional”, afirma feliz el jefe. Altenburger va añadiendo regularmente especialidades de temporada a su surtido de productos. Uno de sus últimos éxitos es la Sommerhell, con bajo contenido en alcohol. “Nuestros maestros cerveceros han hecho muy buen trabajo”, subraya Leikeim: “A once grados Plato, la cerveza sigue teniendo cierto cuerpo, pero solo un 3,5 por ciento de alcohol”. 

    Vom Dampfkessel zum Transformationskonzept
    Altenburger Premium Pils ya ha sido seleccionada en dos ocasiones como mejor cerveza tipo Pilsen de Alemania.

    De la caldera de vapor al plan de conversión

    Las reformas y remodelaciones resultan ciertamente complicadas al tratarse de un edificio histórico. Cuando llegó el momento de invertir en una nueva caldera de vapor, se pusieron en contacto con Krones para que se encargara de la planificación. Se conocían ya de las líneas de la planta de llenado, pero sobre todo de la filial Leikeim en Franconia, donde toda la tecnología de líneas proviene de Krones. Lo que inició como una asesoría en planificación de fábrica evolucionó hacia un plan de conversión. “Se nos juntaron dos puntos: en primer lugar, necesitábamos asesoramiento para hacer la inversión que teníamos pendiente en la caldera de vapor y, en segundo lugar, era lógico y comprensible obtener un asesoramiento energético más amplio. Cervecerías amigas del gremio nos contaron que el plan de conversión había sido un buen punto de partida para ellas”, afirma el jefe de la cervecera. El último empujón lo dio el “Programa estatal de financiación para la eficiencia energética y de recursos en la economía”. 

    Ahora, con el resultado delante, Leikeim se muestra muy satisfecho, a pesar del tiempo que le ha llevado el proyecto: “El plan de conversión nos resultó muy, muy útil en tres aspectos: en primer lugar, ya conocemos varias pequeñas modificaciones que son aplicables de forma inmediata. En segundo lugar, también sabemos de unas medidas más importantes que estamos abordando ahora y, en tercer lugar, dónde y en qué orden invertiremos en el futuro”. También está impresionado por el número de medidas concretas que han surgido: “No solo las grandes cosas, sino también aspectos menores en los que uno no cae, pero que los expertos externos notan”. 

    El plan de conversión nos resultó muy, muy útil en tres aspectos: En primer lugar, ya conocemos varias pequeñas modificaciones que son aplicables de forma inmediata. En segundo lugar, también sabemos de unas medidas más importantes que estamos abordando ahora y, en tercer lugar, dónde y en qué orden invertiremos en el futuro. Erwin HächlBastian LeikeimDirector General de la cervecería Altenburg

    Tras la pista de los flujos de energía 

    El plan de conversión fue desarrollado por el Servicio de Consultoría de Sostenibilidad de Krones, liderado por Norbert Ottmann y Jonas Mayer. El plan de financiación estatal proporcionó el marco. “Naturalmente que adaptamos nuestro servicio de asesoramiento a las directrices de financiación, incluyendo por ejemplo únicamente medidas que cumplan con los requisitos correspondientes”, dice Norbert Ottmann. Este proyecto le exigía a la empresa comprometerse con el objetivo de neutralidad medioambiental para 2045 y fijar un objetivo a diez años vista desde el inicio del proyecto, con una reducción de al menos el 40 por ciento de las emisiones. Era necesario elaborar un análisis de la situación real y del balance de gases de efecto invernadero, elaborar un plan de acción concreto para alcanzar el objetivo a diez años, así como una exposición sobre cómo anclar los objetivos climáticos en la empresa. 

    Las emisiones de gases de efecto invernadero nacen fundamentalmente del consumo de energía. La única excepción es el gas de barrido, el CO2, que las cervecerías utilizan para desplazar el oxígeno de todas las tuberías y depósitos, lo que provoca emisiones. Para obtener el balance de gases de efecto invernadero se analizan las emisiones de Alcance 1 y Alcance 2. Las primeras se generan in situ durante la combustión de gas y combustible, así como durante el barrido con CO2, mientras que las segundas resultan de la electricidad y el calor adquiridos a un tercero.

    Las cuestiones clave para analizar la situación actual son las siguientes: ¿Dónde y cuánta energía, calor y frío se consume? ¿Y dónde se pierde la mayor parte? Para ello, el equipo de Krones examina primero los datos disponibles de la cervecería y luego pregunta a sus expertos. Además, el equipo se desplaza con sus propios dispositivos para medir en otros puntos o para comprobar más parámetros. “Somos del sector y conocemos toda la cadena de procesos: el proceso de elaboración de la cerveza, el llenado y la tecnología de suministro. Por eso sabemos exactamente dónde y cómo tenemos que medir, para obtener así un balance real preciso”, afirma Jonas Mayer. 

    ¿Cuáles son los factores más influyentes? 

    Los factores más influyentes en el balance de CO2 de Altenburger son los típicos de las cervecerías de esta envergadura en Alemania: la mayor partida se produce por la combustión de gas para generar vapor y agua caliente y, en algunos casos, para calefacción. En segundo lugar, están las emisiones procedentes de la electricidad adquirida a terceros. Le sigue el CO2 comprado a terceros (el plan de financiación contemplado calcula una tonelada de emisiones por tonelada de CO2 utilizada) y, como partida menor, los motores diésel de las carretillas elevadoras de las instalaciones de la empresa. El CO2 liberado durante la fermentación supone una partida adicional, pero invariable en función del proceso. 

    En general, ¿cuáles son los principales factores que pueden influir en una cervecería de este tipo a la hora de reducir las emisiones? El factor número uno es el suministro de energía. “Los sistemas internos de recuperación de energía para recuperar el calor suponen enormes ventajas”, afirma Norbert Ottmann. Un segundo punto es el suministro de CO2. En realidad, las cervecerías no tienen que adquirir CO2 porque durante el proceso de fermentación se libera suficiente. Hasta ahora, una planta de recuperación solo se amortizaba con producciones anuales de varios cientos de miles de hectolitros o más. Sin embargo, desde la crisis energética de 2022, el suministro de gas se ha complicado, lo que convierte su recuperación en una opción interesante también para las cervecerías más pequeñas, sobre todo porque actualmente también existen proveedores de soluciones económicamente viables para márgenes de producción más reducidos. 

    Además, el autoabastecimiento con electricidad suele ser una opción, por ejemplo, mediante energía fotovoltaica o mediante la vía indirecta de cogeneración a partir de biogás, acompañado de la conversión de la flota de vehículos a propulsión eléctrica. Pero, en general, aplica lo siguiente: “Siempre empezamos por lo fácil, es decir, por las cosas que pueden implementarse con rapidez y eficacia. Después, las medidas se van complicando”, dice Norbert Ottmann. La secuencia de las medidas es el resultado de una ardua evaluación. También influyen los objetivos preestablecidos, el nivel de inversión y su amortización en el tiempo (retorno de la inversión), la disponibilidad de tecnologías, las próximas modernizaciones u otros planes a largo plazo de la cervecería. 

    Hoja de ruta hacia la neutralidad climática 

    ¿Y cómo es la situación actual en la cervecería Altenburger? Del análisis de la situación actual surgieron 20 medidas distintas que, en conjunto, pueden llevar a la empresa a la neutralidad climática. Dichas medidas comprenden desde cosas que pueden ponerse en práctica rápidamente, como la nueva puesta en marcha de un enfriador en seco existente para asistir al sistema de refrigeración, o la adaptación de un controlador de la línea, hasta inversiones más grandes pero implementables individualmente, como la recuperación de CO2 o la ampliación de la planta fotovoltaica, pasando por la remodelación en última instancia en una cervecería de baja temperatura. 

    Al igual que durante la fase de medición, el equipo de asesores también se beneficia de su conocimiento de los procesos para identificar y evaluar posibles medidas. Jonas Mayer aporta un ejemplo: “Es cierto que la cervecería Altenburg disponía de una instalación de refrigeración que permitía recuperar el calor residual, pero cuya temperatura resultaba inadecuada para ser integrada de manera eficiente en el proceso global. En realidad, es mejor prescindir del calor residual”. Otro ejemplo es el whirlpool, que elimina la turbidez del mosto caliente. El mosto se enfría pues con agua helada y el agua calentada se utiliza como fuente de calor o como agua de cocimiento para la elaboración de cerveza. En este contexto, y como medida posible se propuso el aislamiento del whirlpool. Y es que, así, el mosto entraría en el enfriador aún más caliente, pudiéndose recuperar aún más calor. 

    Cuatro medidas que reducen las emisiones en un 40 por ciento 

    Con solo cuatro medidas, la cervecería Altenburg puede alcanzar su objetivo a diez años, es decir, lograr una reducción del 40 por ciento de sus emisiones, estas medidas son: la recuperación de CO2, la transición al uso de carretillas elevadoras eléctricas, la ampliación de la planta fotovoltaica sobre el tejado de la cervecería y la reconversión de la sala de cocción para aumentar su eficiencia energética. Este último paso es el más complejo e implica, entre otras cosas, la conversión parcial del suministro de vapor a uno de agua caliente, la instalación de un tanque acumulador de energía y la recuperación del calor. Pero la cervecería podrá ahorrar unos 1.000 megavatios hora de calor y 30 megavatios hora de electricidad. En Altenburg ya se están abordando los primeros puntos, incluida la recuperación de CO2. Este punto sorprendió mucho a Leikeim, quien afirmó “nunca pensé que tuviéramos tanto potencial de ahorro ahí”. 

     

     

    Probablemente, la conclusión más importante de este plan de conversión es que, en contra de lo previsto inicialmente, la cervecería no comprará de momento ninguna caldera de vapor nueva. En su lugar, reequipará la caldera existente, prolongando así su vida útil. De este modo, la cervecería dispondrá de más tiempo para seguir de cerca las condiciones marco, que están en constante evolución. El jefe de la cervecería expone lo que actualmente le preocupa a él y a su gremio: “Lo que decidamos hoy en materia de suministro térmico nos definirá durante los próximos diez o veinte años. Para que la operación siga siendo rentable, necesitamos saber con qué fuente de energía contamos en este horizonte temporal. ¿Seguirá siendo el gas natural? ¿O dispondremos de hidrógeno verde y, en caso afirmativo, a qué precios? ¿O apostamos por la electricidad? Sin embargo, para ello necesitamos que el precio de la electricidad sea previsible a largo plazo”. 

    En general, Leikeim se complace de haberse decantado por el plan de conversión: “Actualmente disponemos de una suerte de previsión en la inversión y ya podemos empezar a trabajar en los primeros proyectos”. A ello ha contribuido sin duda la buena colaboración con el equipo de Krones, afirma: “Sentíamos que estábamos en muy buenas manos. El equipo puso mucho empeño y hemos sacado un gran provecho de la experiencia de las personas que estuvieron aquí, quienes nos señalaron diversos aspectos que nuestros técnicos debían abordar”. 

     

     

     

     

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